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Maximiliano Kirszner nació en Buenos Aires en 1987, estudió contrabajo clásico con Carlos Vega, Javier Dragún y luego hizo la formación en jazz egresándose de la carrera del Conservatorio Superior de Música Manuel de Falla. Ha tomado clases con Jerónimo Carmona, Hernán Merlo, Ernesto Jodos, Enrique Norris, Carlos Lastra, John Hébert, William Parker, Joelle Leandre.

En la actualidad, es uno de los contrabajistas más activos en la escena del jazz local. Integra el quinteto de Ernesto Jodos, el trío de Enrique Norris, el quinteto de Nataniel Edelman, el cuarteto de Julia Sanjurjo, el trío de Santiago Leibson, y el cuarteto de Tony Malaby cuando viaja a Buenos Aires. También ha tocado con John Hollenbeck, Giovanni Guidi, Gianluca Petrella e integrado los grupos de Patricio Carpossi, Marcelo Gutfraind, Paula Shocrón, Andrés Elstein, Juan Pablo Hernández, Mariano Moreira, entre otros.

Lidera su trío junto a Nataniel Edelman y Fermín Merlo, con los cuáles ha grabado tres discos. “Glosalia” (KUAI Records 2015), “Dispositivo” (Blueart 2017), “No existe tal lugar” (Club del Disco 2019). En 2019 el Fondo Nacional de las Artes le otorga la Beca Creación, a partir de la cual comienza su proyecto de investigación en torno a componer y tocar música para contrabajo en formato Solo Set. Dicho proceso de investigación desemboca cobrando forma en la grabación de su cuarto disco “Isla” (ears&eyes Records 2020).

Es docente de contrabajo en el Programa de Orquestas y Coros de la Ciudad de Buenos Aires, y en el Programa de Orquestas infanto juveniles de la Municipalidad de San Martín.

Acerca de la música:

“Isla” está compuesto por once piezas para contrabajo en formato Solo set, en dicha obra, el material escrito dialoga permanentemente con situaciones improvisadas haciendo difusa la diferenciación de dichas áreas. El proceso de investigación tuvo como principal objetivo resignificar al instrumento: focalizar en las características melódicas, armónicas y tímbricas del contrabajo; transformarlas.


Históricamente el contrabajo fue considerado como un instrumento de acompañamiento. Quizás por el prejuicio de no ser un instrumento que pueda ejecutar un sonido brillante, no se ha desarrollado un repertorio solista propio para el instrumento tan vasto como para la mayoría de los otros instrumentos. No es común encontrar en la actualidad producciones discográficas argentinas en formato “Solo set”. Mucho menos, producciones locales en donde el contrabajo sea el único instrumento.

La composición del material en casi toda su estructura es “no idiomática”, aunque tiene, algunos elementos de la música contemporánea, técnicas extendidas. Algunos elementos del jazz, nociones armónicas. Otras estructuras giran en torno a la improvisación libre. Pero en su totalidad, el proyecto no se puede catalogar ni encasillar fácilmente en un género determinado.

La música, la obra, su formato y estructura mantiene el foco en la búsqueda de un sonido propio. Dicho proceso estuvo signado claramente por la situación de la pandemia. Es decir, la imposibilidad de tocar con otros músicxs fomentó la introspección compositiva y le otorgó al proyecto una fuerza extra en torno a poder plasmar una visión personal acerca de la improvisación. Este intento de búsqueda de una unicidad personal en el discurso de la improvisación, en constante diálogo con diferentes materiales escritos, se fue tornando dinámica. No es totalmente claro ni rígido el lugar que ocupa cada área. Lo que sí es claro es el motor de la actividad rítmica, por momentos constante y díficil de codificar a una simple escucha, el que amalgama la estructura de la obra.

Existe en “Isla” una manera diferente de organizar el uso de técnicas extendidas, una búsqueda genuina de cómo ampliar el abanico de recursos que un contrabajista utiliza normalmente para improvisar y/ó componer.


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Maximiliano Kirszner was born in Buenos Aires in 1987, and studied classical double bass with Carlos Vega, Javier Dragún and later studied jazz, graduating from the Manuel de Falla Superior Conservatory of Music in Buenos Aires. He has studied with Jerónimo Carmona, Hernán Merlo, Ernesto Jodos, Enrique Norris, Carlos Lastra, John Hébert, William Parker, and Joelle Leandre.

Today, he is one of the most active double bass players on the local jazz scene. He is part of the Ernesto Jodos quintet, the Enrique Norris trio, the Nataniel Edelman quintet, the Julia Sanjurjo quartet, the Santiago Leibson trio, and the Tony Malaby quartet when he travels to Buenos Aires. He has also played with John Hollembecq, Giovanni Guidi, Gianluca Petrella and has played in the groups of Patricio Carpossi, Marcelo Gutfraind, Paula Shocrón, Andrés Elstein, Juan Pablo Hernández, Mariano Moreira, among others.

He leads his trio with Nataniel Edelman and Fermín Merlo, with whom he has recorded three albums. "Glosalia" (KUAI Records 2015), "Device" (Blueart 2017), "There is no such place" (Club del Disco 2019). In 2019 the Fondo Nacional de las Artes le otorga la Beca Creación (a type of National Endowment for the Arts grant in Argentina), from which he began his research to compose and perform music for double bass in solo format. Said research process ended up taking shape in the recording of his fourth album "Isla" (ears&eyes Records 2020).

He is a double bass teacher in the Orchestras and Choirs Program of the City of Buenos Aires and in the Children's Youth Orchestras Program of the Municipality of San Martín.

About music:

"Isla" is made up of eleven pieces for solo double bass. In this work, the written material constantly dialogues with improvised situations, diffusing the differentiation of these areas. The main objective of the research process was to resignify the instrument: to focus on the melodic, harmonic, and timbral characteristics of the double bass and to transform them.

Historically the double bass is considered an accompaniment instrument. Perhaps due to the prejudice of not being an instrument that often doesn’t execute brilliant sound, a solo repertoire of its own exists less. It is not common to find Argentine record productions in “solo format” today. Much less, Buenos Aires-local productions where the double bass is the only instrument.

The composition of the material in almost all its structure is "non-idiomatic", although it has some elements of contemporary music, extended techniques, some elements of jazz, and harmonic hints. Other structures revolve around free improvisation. But as a whole, the project cannot be easily cataloged or pigeonholed into a particular genre.

The music, the work, its format, and structure keep the focus on the search for its own sound. This process was clearly marked by the situation of the pandemic. In other words, the impossibility of playing with other musicians fostered compositional introspection and gave the project an extra-strength around being able to express a personal vision about improvisation. This attempt to search for a personal uniqueness in the discourse of improvisation, in constant dialogue with different written materials, became dynamic. The place of each area is not totally clear or fixed. What is clear is the motor of rhythmic activity, at times constant and difficult to encode at a simple listening, which amalgamates the structure of the work.

In “Isla” there is a different way of organizing the use of extended techniques, a genuine search for how to broaden the range of resources that a double bass player normally uses to improvise and/or compose.